11/30/2006

Dos letras

Quien más quien menos tenemos nuestros “ex”. Hay gente que tiene todo tipo de ellos: encantadores, odiosos, vampiros emocionales y hasta grandes amigos que alguna vez fueron “algo más”.

Ayer fue el cumpleaños de dos de mis “ex” (sí, parece que todos los chicos malos nacieron el mismo día…). Intento mantener una buena relación con ellos y, más o menos, lo consigo… por eso les envié un sms. El mensaje no decía nada en especial o por lo menos eso es lo que creía cuando pulsé “enviar”, pero las respuestas consiguieron remover unas cuantas cosas y me quedé sorprendida de la capacidad que tenemos a veces para no recordar lo que no nos conviene…

Hay que decir que, como señalaba un anuncio de la lotería no hace mucho, estas dos letras no sólo se relacionan con personas y, en mi caso, parece que lo que sí que existe es una especie de relación causa-consecuencia en este aspecto: "ex" lugar ideal para perderse (2005), "ex" furgo (2004), "ex" ciudad preferida (2002), "ex" barrio (2000), "ex" mejor amigo de mi ex (2000), "ex" trabajo (1999), "ex" piso de alquiler (1998), "ex" cuñado (1995), "ex" moto (1994), "ex" gato (1993), etc.

A medida que pasan los años, mi contenedor de “es” y de “equis” va acumulando cada vez más y más. Hay de todo un poco (como ya habreis observado) pero lo que más pesa son, sin duda, ellas: las mujeres de mis “ex” y su “ex”.

Decía mi abuela –una mujer sabia y práctica como pocas- que “quien tuvo retuvo”. Yo he preferido y prefiero hacer oídos sordos a ese tipo de “perlas” del refranero (“no hay dos sin tres”, “cualquier tiempo pasado nos parece mejor”, “quien la sigue, la consigue” o “la cabra tira al monte”…). Mi política en estos asuntos es simple: todos tenemos un pasado y es mucho mejor asumir las cosas con la mayor naturalidad posible (“lo pasado, pasado está”). Pero a veces esa política no se puede aplicar tan felizmente…

¿Qué pasa cuando un "ex" -o mucho peor: la "ex" de tu chico- aplica los conocimientos de tantos años juntos para traerle de cabeza, machacarle o cambiarle el ánimo? Pues ni más ni menos que lo que me pasa a mí misma… Ayer, una respuesta a un sms logró despertar en mí una lista tal de emociones contradictorias que, a estas horas, no he logrado aún digerir. Y, claro, no he tenido ocasión de comentarlo aún con nadie y menos todavía con mi pareja. No he contestado el sms. No he movido mi posición ni un milímetro, pero mi cabeza está como una olla a presión… Tengo muy claro que donde estoy es donde quiero estar, pero ni yo entiendo porqué me siento “así”, entre la euforia y la melancolía…

No sé si por casualidad o porque el destino es de lo más caprichoso, ayer me saltaron unas cuantas alarmas cuando mi pareja me respondió al teléfono como si fuera un colega de birras. Es más, salió de donde estuviera para recuperar su tono íntimo habitual en nuestras conversaciones e intercambiar unas palabras, pocas y rápidas, antes de volver. “Te llamo luego”. “Qué raro…”, pensé. ¿Con quién debía estar para reaccionar así? Y lo que es más importante, ¿por qué?

Cada pareja tiene sus acuerdos establecidos y para nosotros lo más importante es poder hablar libremente sobre cualquier tema. Es cierto que cada uno tiene su propio ritmo y que “poder hablar” no significa “hablar cuando está pasando”. Por eso esperé a que decidiera sacar el tema.

Por la noche, llamó. Empezamos a hablar como si nada. Yo tenía mi lista pendiente de procesar. Él también. Yo no tenía ni idea de con quién había quedado…

- ¿Cómo ha ido?
- Ha ido bien
- ¿Habeis ido a cenar?
- No, a tomar una cerveza”…

Todo muy genérico. Demasiado. Ni un detalle y respuestas medidas al milímetro…

Después de 5 ó 6 de éstas, caigo en la cuenta…

Estoy segura de que no me lo había dicho. Y yo tampoco le digo que no me lo había dicho. Y saco a relucir un “ella” con toda mi sutileza. Por fin, “ella” sale abiertamente en la conversación. Sigo estirando de la cuerda y, después de una charla de lo más “normal”, colgamos el teléfono.

¿Qué pasa?

Yo tampoco le he dicho nada.

No sé si tiene sentido que piense mucho en esto... Mejor lo hablo y ya estará… ¿Seguro? ¿Por qué no me puedo quitar de encima esta sensación?

Bip, bip… El móvil. Otro sms…

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Huy huy, cuiado que estás entrando en terreno pantanoso. Si sois "ex" por algo es así que no te comas más el coco. Y tu chico pues... bueno, se le habría metido por medio alguna "ex" también.