12/15/2006

"Cari"

La primera vez que dije "Cari", me quedé tan sorprendida que ni reaccioné. Seguí hablando como si no lo hubiese dicho. No venía a cuento de nada. No usábamos ese tipo de lenguaje juntos. No tenía porqué volver a decirlo. No tenía porqué significar nada.

La segunda vez me quedé preocupada. Nunca había dicho esa clase de cosas sin controlarlas, sin bromear, ni incluso en relaciones en las que me sentía más segura. ¡Pero si nosotros ni siquiera teníamos una relación como tal!

La tercera vez ya me asusté: ¿pero qué estoy diciendo? Cada vez sonaba más normal. Parecía el comienzo del típico código entre pareja… ¡pareja! Yo en todos los casos había seguido hablando como si nada mientras no dejaba de darle vueltas y más vueltas. Y él me había escuchado la dichosa palabrita todas las veces. Toda y cada una de ellas. Supongo que es un tío atípico, me escuchaba siempre, hasta cuando parecía no hacerlo, y luego, al tiempo, comentaba algo sobre no sé qué, que dije no se cúando y que ni yo me acordaba ya. Tal como hacemos nosotras, se queda con todos y cada uno de los detalles. Así que no sólo había escuchado el “cari” por aquí y por allá. Estoy segura que también se sorprendió en cierta manera al oirlo –o al menos, lo anotó mentalmente- y que tal vez hasta recuerde porqué se lo dije la primera vez.

La última vez ya no me paré a pensarlo, porque sabía que no habría muchas más veces, y aunque me seguía dando miedo que algo así saliese por mi boca sin controlarlo, ya poco importaba controlar o no. Ya sólo importaba disfrutar los últimos momentos con él y decir lo que me saliese de dentro, de esa parte del corazón que él había descubierto y que había conseguido que yo, la insensible, perdiese el control.

0 comentarios: