Hoy no te he dicho todavía que te quiero
Te quiero. Y no es el hecho de quererte lo que me abruma, sino la necesidad de decírtelo. Nunca a nadie quise de esta manera. Nunca de nadie me enamoré sin que pudiera contener todo lo que sentía en mi. Tal vez nunca me enamoré. Eso solía decir. Me negaba a aceptar que lo que no pudo ser hubiese llegado a ser si las circunstancias hubiesen sido otras, si yo hubiese sido otra. Entonces me hubiese gustado enamorarme, pero las conjeturas no llenan de sensaciones los cuerpos fríos. Y ahora sólo sé que te quiero. Que no soy capaz de controlarme y no decírtelo. Que no quiero dejar de decírtelo mientras todo mi ser siga queriéndote de igual modo.